jueves, 9 de agosto de 2012

TRES POEMAS DE PABLO GARCÍA CASADO

Tres poemas de Pablo García Casado, publicados en la revista CONVERGENTE, número 0. De ellos conocía sólo "Trampas". Especialmente me ha llegado el primero, "Ajuar":

Ajuar
Vendió su casa para pagar las deudas, sólo se quedó lo necesario. Estamos bien, dice, un piso más pequeño, más fácil para limpiar. El resto está en una nave que tiene su hermano en el polígono. Vitrina Luis XV, cómoda de caoba, vajilla, protegidas del frío y la humedad por un plástico transparente. Todos los domingos, muy temprano, toma el autobús hasta el polígono con una bolsa de trapos y productos de limpieza.

Trampas
Dice que no está, que se fue de viaje. Está nerviosa, me ofrece un café, no gracias, deben mucho dinero y yo he venido a cobrarlo. La hija mayor está viendo dibujos animados, El Rey León, a mi hijo le encanta, se sabe todas las canciones. Los niños aprenden rápido. El pequeño me mira desde la trona con la boca llena de papilla, muy serio, con los ojos azules de su padre. Mi marido es quien lleva las cuentas, dice, yo no sé nada de papeles. Le entrego un documento firmado por los dos, sí, ésta es mi firma, dice, él dijo que no me preocupara, que era bueno para los dos, bueno para los niños, que todo se arreglaría. Él y su negocio de barcas de recreo. Lleva dos meses fuera, le he dejado mensajes al móvil, pero no responde. Los niños preguntan por su padre, dónde está papá, dónde está papá, y yo no sé qué decirles. Todo eso está muy bien, señora, pero ahora hablemos de dinero.

Familia
El teléfono no dejaba de sonar. El casero, el de los muebles, al parecer no han abonado el segundo plazo. Debe ser un error, mañana mismo, mañana. Buenos días, venimos a por la lavadora, no importa, volvemos más tarde, cuando acabe la colada. Todos estaban mal, todos estaban pasando un mal momento. Mariángeles quiere comprar un sofá, ahora no puedo, ya sabes, las letras del coche, pero manda a los pequeños a cenar a casa. Tía Flora nos traía comida, carne con tomate, cocido, sobras de lentejas. Dejaba los tarros y salía con otros vacíos, evitando nuestra presencia como se evita un contagio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario